La vida es movimiento. Las existencias discurren entre situaciones y lugares cambiantes, diferentes o reiterados, los humanos evolucionan siguiendo ideas, creencias, pareceres, supersticiones… nosotros somos testigos y testimonio de los tiempos que nos atraviesan y en un continuo nos moldean y moldeamos.
La materia misma de la obra plástica es objeto de transformación: las pinturas son reescritas, reformuladas a través de la acción.
El paso del tiempo y los avatares de la obra toman cuerpo en la materialidad misma del soporte: él mismo es intervenido. Reescrito desde un imaginario personal hasta lo que se muestra al ojo del espectador como un juego de narrar, en el que éste se convierte en protagonista.
La evocación del artista y su particular construcción sirven como disparador para que quien mira enhebre sus propios relatos.
Propuesta de bitácora colectiva para plasmar los “movimientos” de los espectadores:
Las imágenes personales escriben un relato desde los márgenes, movilizando la intención de que los espectadores se involucren participando mediante la expresión de sus vivencias en contacto con las obras, a través de la intervención en una bitácora colectiva. La misma busca capturar parte de la dinámica que se establece en el movimiento que ocurre a partir del encuentro que se produce entre espectador-obra y obra-espectador.
+ acerca de Héctor Romanzini:
Es artista visual y docente, nacido en Córdoba. En su infancia participó y ganó concursos de arte infantil. Más tarde ingresó al Taller de Adultos de la ESBA Figueroa Alcorta, para luego cursar el profesorado de Artes Plásticas y egresar especializado en Dibujo, Pintura y Escultura. Desde 1994 expone en muestras colectivas, individuales y salones provinciales, nacionales e internacionales. Ha obtenido varios premios, el último fue el 1º Premio del Salón DJM de Pintura del Museo Bonfiglioli en 2015. Ha incursionado en video y en fotografía digital.
